lunes, 7 de diciembre de 2009

LA DISCRIMINACIÓN A LOS DISCAPACITADOS



INTRODUCCIÓN


En este pequeño apartado abordaremos el tema de la discriminación a las personas con capacidades diferentes, que en muchas ocasiones nos topamos en la calle, en el transporte publico o en cualquier otro lugar y que no somos capaces de disimular el impacto o la admiración que nos causa ver a dichas personas, apesar de ello no los perdemos de vista, nos alejamos de ellos como si su discapacidad se nos fuese a pegar y si vemos que alguno de ellos necesita nuestra ayuda simplemente nos hacemos de la vista gorda e ignoramos ver que necesitan dicha ayuda y nos retiramos, así como muchos ejemplos más existen sobre como rechazamos a las personas que presentan capacidades diferentes.


Toda persona discapacitada o enferma provoca en nosotros sentimientos encontrados. Por un lado, despierta un impulso de solidaridad, deseos de ayudar, comprender, compartir. Y por otro, nos produce una sensación de temor, rechazo, miedo a verse en la misma situación. Es comprensible, ya que nadie quiere verse falto de salud o sufriendo una discapacidad limitante. Pero de entre todas las deficiencias, la que más miedo y rechazo provoca es la enfermedad mental. Si nos enteramos de que un vecino padece, por ejemplo, esquizofrenia, se nos disparan todas las alarmas de la prevención.
Entre las múltiples dimensiones en las que se expresa la discriminación de las personas con alguna discapacidad, hay algunas extremadamente graves y que pueden revertirse con políticas públicas y estrategias de concientización y sensibilización adecuadas.

La discriminación arquitectónica (estructura física) sigue afectando a los discapacitados en muchos edificios públicos y estaciones. En las calles ha habido progresos, pero todavía el mal estado de las veredas y la ausencia de semáforos para ciegos, crea impedimentos para la circulación de los discapacitados.


Además de los problemas de accesibilidad, los discapacitados son víctimas de discriminación laboral. Poco menos de dos millones de discapacitados se estima que están desempleados. Si bien ha ido creciendo el número de empresas que emplean a personas con alguna discapacidad, todavía es muy fuerte el prejuicio que lleva al rechazo de sujetos que pueden adaptarse plenamente a diferentes puestos de trabajo, brindando resultados normales.

Las instituciones públicas deben garantizar la igualdad de oportunidades, proporcionar herramientas que reviertan la discriminación que hoy padecen los discapacitados en ámbitos como el de la educación, el transporte y el trabajo. En los ámbitos educativo y laboral, así como en el transporte, perduran impedimentos que afectan a las personas discapacitadas.


Es de suma importancia que los Gobiernos Estatales y Federales elaboren campañas de apoyo a personas discapacitadas, así como también, que adecuen los espacios públicos para que estas personas puedan tener una mejor accesibilidad a dichos espacios y por consiguiente mejorar su calidad de vida.
Hagamos conciencia y no rechacemos y mucho menos discriminemos a personas con capacidades diferentes porque ninguno de nosotros estamos exentos de presentar alguna discapacidad.
Estas personas nos brindan una lección de vida, ya que ellos con la ausencia de un miembro o cualquier otra limitación salen adelante y consiguen sus sueños por que tienen la voluntad para lograrlo y nosotros que nos consideramos "normales" siempre estamos desconfiando de nuestras propias capacidades.



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